El asma persistente podría afectar al corazón, y no solo a los pulmones, sugiere un estudio reciente.
Cuando la afección respiratoria es incesante, parece vincularse con la placa en las arterias carótidas, lo que aumenta el riesgo de ataque cardiaco y accidente cerebrovascular (ACV), señalan los investigadores.
Las arterias carótidas (las grandes arterias en los lados del cuello) llevan sangre al cerebro.
En un estudio de más de 5,000 hombres y mujeres, los investigadores encontraron que las personas con asma persistente tenían casi el doble de probabilidades de presentar una acumulación de placa en las arterias carótidas, en comparación con las que no tenían asma.
El asma persistente se definió como usar medicamentos controladores a diario para controlar los síntomas del asma, como la sibilancia o la falta de aliento.
La placa podría ser una respuesta a la inflamación provocada por el asma, anotaron los investigadores.
"La inflamación también tiene un importante rol en la enfermedad cardiovascular", señaló el investigador principal, el Dr. Matthew Tattersall, profesor asistente del departamento de medicina de la Universidad de Wisconsin, en Madison.
Pero Tattersall advirtió que este estudio no puede probar que el asma provoque la acumulación de placa en las arterias carótidas, solo que las dos cosas podrían estar conectadas.
Las personas con un asma persistente (pero no con un asma intermitente) también tenían unos niveles más altos de marcadores de inflamación, en comparación con las que no tenían asma. Pero esto no tal vez no explique del todo el aumento en la placa, planteó Tattersall.
"También hay otras cosas que podrían causar que las personas con asma tengan un mayor riesgo de desarrollar placa", dijo. "Nuestro pensamiento inicial fue que todo se debía a la inflamación, pero no vimos ningún cambio en nuestros hallazgos cuando intentamos ajustarla. Esto nos lleva a pensar que quizá haya múltiples factores que aumentan el riesgo cardiovascular".
La acumulación de la placa también podría relacionarse con la gravedad del asma, y con qué tanto tiempo alguien ha sufrido de la afección, apuntó Tattersall.
En el estudio, el equipo de Tattersall usó datos del Estudio multiétnico de la aterosclerosis, realizado por el Instituto Nacional del Corazón, los Pulmones y la Sangre de EE. UU.
Los investigadores hallaron que un 67 por ciento de los que tenían asma persistente presentaban una acumulación de placa en las arterias carótidas. Esto es en comparación con alrededor de un 50 por ciento de los que tenían un asma intermitente y los que no tenían asma, según el informe.
Tattersall apuntó que las personas con un asma continuo deben asegurarse de mantener el asma bajo control. También deben tener en cuenta los factores de riesgo cardiovasculares que pueden controlar, como la dieta, el ejercicio, y mantener su presión arterial, colesterol y peso corporal bajos.
"En 2019, la Asociación Americana del Corazón (American Heart Association) publicó unas directrices para la prevención primaria de la enfermedad cardiovascular", comentó Tattersall. Las directrices anotan que las personas que tienen lo que denominan afecciones que potencian el riesgo (como las afecciones inflamatorias) podrían tener un riesgo cardiovascular más alto, y que el profesional clínico debe tener esto en cuenta al tomar decisiones, añadió.
"Nuestros datos de verdad respaldan esta idea de que las personas con toda la variedad de afecciones inflamatorias se deberían considerar en ese grupo de potenciación del riesgo", dijo Tattersall.
Más o menos uno de cada 10 adultos de Estados Unidos tiene asma, señaló el Dr. Gregg Fonarow, jefe interino de cardiología de la Universidad de California, en Los Ángeles. "Se piensa que la inflamación crónica tiene un importante rol tanto en el asma como en la enfermedad cardiovascular", comentó.
"Este nuevo estudio demuestra que los individuos con asma persistente tienen una carga más grande de placas ateroscleróticas en las arterias carótidas. También tenían unos mayores niveles de marcadores inflamatorios, que podrían tener un rol tanto en el asma como en la iniciación y la propagación de la ateroesclerosis", añadió.
Este estudio resalta el vínculo entre el asma y la enfermedad cardiovascular, dijo Fonarow.
"Se necesita más estudio para ver si una terapia antinflamatoria específica ofrecería un beneficio", concluyó.
El informe se publicó en la edición en línea del 23 de noviembre de la revista Journal of the American Heart Association.
Más información
Para más información sobre el asma, visite la Asociación Americana del Pulmón (American Lung Association).
*Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor.com
*Fuente: HealthDay News
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