Dependiendo de la gravedad del desorden de la sangre, los episodios de sangrado pueden ir desde frecuentes hasta infrecuentes —que sólo ocurren con cirugía u otros procedimientos. Prevenir el sangrado es el objetivo en el manejo de pacientes con desórdenes de la sangre. Sin embargo, cuando se produce sangrado, es importante reconocer los signos y síntomas lo antes posible y tratar adecuadamente.
Tipos comunes de sangrado y cómo tratarlos
DE ARTICULACIONES
Es el más común en personas con hemofilia, especialmente aquellos con hemofilia grave. Los sitios más comunes de sangrado articular son en las rodillas, codos y tobillos. Las rodillas y tobillos son las más susceptibles.
TRATAMIENTO: el más recomendado a menudo comienza con un régimen de infusiones de factores frecuentes, llamada profilaxis, corticosteroides para la reducción de la inflamación e inmovilización de la articulación en combinación con fisioterapia. La hemorragia aguda necesita tratamiento agresivo inmediato.
MUSCULAR
Es el segundo sitio más común de sangrado en la población de hemofilia. Una cantidad considerable de sangre puede acumularse, especialmente en los músculos grandes, y puede causar pérdida de sangre significativa e hinchazón. Una hemorragia muscular que no se trata puede causar daño muscular y nervioso permanente.
TERAPIA: Además del reemplazo de factores, se pueden iniciar medidas adjuntas como R.I.C.E (Reposo, Hielo [Ice], Compresión, Elevación) cuando se reconoce una hemorragia articular o muscular.
Descansar. La articulación afectada debe descansar de 12 a 24 horas o más, dependiendo de la gravedad del sangrado. Algunos proveedores recomendarán el uso de un inmovilizador temporero o muletas para ayudar a descansar la extremidad.
Hielo colocado en una articulación o músculo que sangra activamente disminuye el flujo sanguíneo a la zona, limita la cantidad de sangrado e inflamación que ocurren, y proporciona alguna medida de alivio del dolor.
Compresión. Una envoltura de presión con un vendaje elástico o envoltura similar limita la inflamación de articulación o músculo. Asegúrese de que la envoltura no esté demasiado apretada.
Elevación. Elevar la extremidad afectada por encima del corazón para disminuir el flujo sanguíneo a la zona de sangrado.
CONTROL DEL DOLOR: Dependiendo de la etapa de sangrado, el dolor puede variar de leve a grave. Los analgésicos, incluyendo los narcóticos, pueden ser necesarios hasta que el sangrado agudo esté bajo control. Se deben evitar los analgésicos que contienen productos de aspirina y los antiinflamatorios no esteroidales, como ibuprofeno y naproxeno, entre otros.
HEMATOMAS
El sangrado debajo de la superficie de la piel causa un hematoma. Si hay hinchazón moderada o grave con hematoma, una bolsa de hielo puede ser útil para ayudar a detener el sangrado y disminuir las molestias. Puede ser necesaria una infusión de productos de reemplazo de factores, especialmente para hematomas grandes.
CORTES O RASPADURAS
Una persona con hemofilia generalmente no experimenta sangrado extenso debido a lesiones menores. Estos cortes o raspaduras menores generalmente no causan un problema de sangrado significativo. Pueden requerir presión directa durante un corto período de tiempo. El área debe limpiarse a fondo y cubrirse con un vendaje.
LACERACIONES
Si una persona con hemofilia sufre una laceración grave y profunda causada por un instrumento afilado, será necesario aplicar un vendaje de presión y reemplazo de factor, y puede ser necesario suturar para cerrar la herida y permitir una curación adecuada.
NASAL
La mayoría de los episodios de sangrado nasal se pueden controlar en casa sin intervención aguda.
MANEJO: Hacer que el paciente se siente, se incline hacia adelante y pellizque el puente de la nariz continuamente por 10 a 15 minutos. Productos de reemplazo de factores o DDAVP/Stimate® pueden ser necesarios para detener el sangrado. Una vez que se ha detenido, el seguimiento es importante para evitar el sangrado mientras la zona se cura. Estas incluyen aerosol nasal salino, ungüento de Vaselina® en el frente de las fosas nasales, evitar actividades extenuantes, y no frotar o soplar la nariz.
BUCAL
Los cortes pequeños en la mejilla, en la lengua o en el labio se pueden controlar con presión directa aplicada mordiendo hacia abajo en una gasa. Los antifibrinolíticos (Amicar®) son útiles para mantener un coágulo en la boca una vez que el sangrado se ha detenido. Otras opciones para prevenirlo incluyen comer una dieta suave, chupar paletas congeladas y evitar el uso de sorbetos, biberones y alimentos extremadamente calientes.